La crisis de Georgia ha abierto una gran brecha entre Rusia y EEUU. Moscú advirtió ayer a Washington que deje de apoyar al Gobierno de Tiflis si no quiere que se vuelva a "repetir el trágico escenario" de Osetia del Sur. El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, aseguró que la intervención militar rusa en territorio georgiano "tendrá consecuencias en las futuras relaciones" entre ambos países.

Gates acusó ayer a Moscú de haber actuado contra "un Estado soberano". En un comunicado, el Ministerio de Exteriores ruso responsabilizó a EEUU de la crisis, por "haber armado y formado militarmente durante muchos años al Ejército georgiano", lo que ha permitido al "régimen de Tiflis" actuar con "impunidad y permisividad total".

La respuesta de EEUU es clara. Exige a Moscú que respete la integridad del territorio georgiano y que retire sus tropas de inmediato, tal y como se comprometió el presidente ruso, Dmitri Medvédev, tras alcanzar un principio de acuerdo de alto el fuego el pasado miércoles con su homólogo francés, Nicolas Sarkozy. El pacto contó también con el visto bueno el primer mandatario georgiano, Mijail Saakachvili.

Moscú incumple el plan porque las tropas rusas continúan en territorio de la exrepública soviética e incluso ayer ampliaron su presencia a dos ciudades más del oeste del país. Además de Gori, hicieron acto de presencia en Zugdidi y la portuaria de Poti, junto al mar Negro, enclave en el que Estados Unidos puede desembarcar la ayuda humanitaria en una operación a cuyo mando está Robert Gates.

El portavoz del Ministerio del Interior de Georgia, Chota Outiachivili, dijo ayer que las tropas rusas están "destruyendo Gori y colocando minas en la ciudad". Lo mismo está ocurriendo en Poti, según dijo. Tiflis denunció, además, la destrucción del armamento e instalaciones militares georgianas, caídas en manos rusas, extremo que desmintió el general Anatoli Nogovitsin, uno de los máximos responsables del Ejército de Rusia.

NO PREPARADOS Tras justificar la presencia de "tropas de paz" en Poti, Nogovitsin dijo que sus soldados no está destruyendo sino "protegiendo" las municiones e instalaciones de las fuerzas armadas de Georgia y "limpiando" todas las zonas minadas. Además, dejó claro que el Ejército de su país no está todavía preparado para retirarse de Georgia. El embajador francés en el país caucásico, Eric Fournier, dijo que los rusos saldrían hoy de la ciudad de Gori.

El militar dijo también que Rusia está preocupada por el tipo de suministros que transportan los aviones estadounidenses. Ayer llegó un segundo avión norteamericano cargado con ayuda humanitaria. Gates respondió al temor ruso asegurando que no recurrirá a la fuerza.

Por su parte, el Kremlin ha avalado las aspiraciones independentistas tanto de Osetia como de Abjasia. Las dos repúblicas separatistas de Georgia están decididas a conseguir su independencia, según afirmaron ayer sus respectivos presidentes en una conferencia de prensa conjunta celebrada en Moscú.