Las tropas estadounidenses destacadas en Irak tuvieron ayer uno de sus peores días desde el final de las hostilidades contra el Ejército de Sadam Husein en el 2003. 14 marines y un traductor local perdieron la vida ayer al explotar una mina al paso de su vehículo blindado de asalto en las cercanías de Haditha, uno de los feudos insurgentes, situado a unos 200 kilómetros al noroeste de Bagdad. Además, la organización extremista Ansar al Sunna, vinculada a Al Qaeda, se atribuyó la muerte, el día anterior, de "ocho marines" --y no siete, tal y como había asegurado el Ejército de EEUU--, al tiempo que informó de la captura de un noveno marine.

El Pentágono se apresuró a desmentir que un marine norteamericano hubiera sido capturado por los rebeldes. "No tengo ninguna indicación de que haya personal estadounidense desaparecido", respondió el portavoz del Departamento de Defensa, Bryan Whitman.

Las numerosas bajas sufridas en los últimos días obligaron al presidente George Bush a reaccionar. En un discurso pronunciado en Tejas, el líder de la Casa Blanca dijo que la mejor forma de honrar a los muertos era completando la misión: "Estamos en una guerra, y nuestro enemigo no tiene escrúpulos; si planteamos un calendario de salida, el enemigo ajustará su táctica", dijo, antes de proclamar: "Han muerto por una causa noble y generosa".

ATENTADO EN DICIEMBRE Hay que remontarse a diciembre para encontrar un incidente en Irak con un número semejante de bajas. Entonces, un suicida se introdujo en el comedor de una base militar de Mosul y mató a 22 personas, entre ellas a 14 militares de EEUU.

Se trata del ataque con minas más sangriento desde el final de la guerra. Llamadas en un principio "bombas artesanales", las minas contra convoyes han ido siendo más eficaces con el paso del tiempo. Al principio, las explosiones no atravesaban el blindaje de los vehículos. Los expertos dicen que la insurgencia ha fabricado cargas más poderosas.

Los últimos ataques demuestran la voluntad de los extremistas de continuar con su campaña de violencia, a pesar de que las autoridades iraquís han conseguido atraer al proceso político a muchos sunís.

En otro orden de cosas, soldados de EEUU cometieron abusos "brutales" en interrogatorios en Irak, Afganistán y Guantánamo, según The Washington Post . El rotativo prestó atención al caso del general iraquí Abed Hamed Mowhoush, que murió asfixiado en un saco de dormir.