La tragedia de la Universidad Politécnica de Virginia (UPV) --donde un estudiante mató a tiros a 32 compañeros el pasado abril-- ha tenido, al menos, una efecto positivo. La Cámara de Representantes aprobó ayer una ley que cubre las lagunas legales que permitieron al pistolero de Virginia comprar armas pese a que había estado en un psiquiátrico. Dado que la Asociación Nacional del Rifle (ANR) apoya el texto, se espera que el Senado también lo haga y que el presidente, George Bush, no se oponga, con lo que EEUU daría luz verde al primer paquete de medidas de control de armas desde 1996.

La ley refuerza una medida tomada en 1968 que prohíbe la venta de armas de fuego a los diagnosticados como enfermos mentales. Requiere a agencias federales y estatales que transmitan a una base de datos del FBI toda la información útil para denegar el acceso a las armas a gente peligrosa. Para ello, prevé una financiación de 250 millones de dólares (187 millones de euros) en 3 años.