El comandante de los marines, el general Michael Hagee, se encuentra en Irak para aleccionar a las tropas norteamericanas sobre su acción frente a los civiles después de las investigaciones abiertas por la actuación militar en varios incidentes. A pesar de admitir la complejidad de los combates llevados a cabo contra los insurgentes, Hagee marcó la línea de la que debe ser la actuación de los marines: "Utilizaremos la fuerza cuando esté justificada, de forma proporcionada y, más importante aún, dentro del respeto a la ley".

Uno de los ayudantes de Hagee, John Kelly, compareció ante el Comité de las Fuerzas Armadas, en una sesión a puerta cerrada, para explicar el papel de los marines en la muerte de civiles en dos incidentes ocurridos en noviembre y abril. La primera investigación se centra en Haditha, al noroeste de Bagdad. En el segundo incidente, el pasado 26 de abril, "varios" soldados son sospechosos del fallecimiento de civiles en Hamandiyah, al oeste de la capital iraquí. Ante estos sucesos, el general Hagee reclamará a las tropas estadounidenses que cumplan con las leyes de guerra y la Convención de Ginebra.