La Casa Blanca intensificó ayer sus esfuerzos para defenderse del efecto Clarke y del grave impacto que está teniendo en el respaldo a la gestión antiterrorista del presidente George Bush, pilar central de su campaña de reelección. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aseguró que la obsesión por Irak no distrajo a Bush de los indicios previos al 11-S sobre posibles atentados de Al Qaeda, como acusa el exjefe de la lucha antiterrorista de EEUU Richard Clarke.

Un sondeo del semanario Newsweek reveló que el apoyo a la gestión antiterrorista del presidente cayó del 70% de hace dos meses al 57%, tras las acusaciones de Clarke.

Por otra parte, Jacques Verg¨s, el abogado de Sadam Husein, reclamará la comparecencia de Rumsfeld y del antiguo secretario de Estado Henry Kissinger en el proceso contra el dictador iraquí.