El Ejército sirio ha ganado posiciones este viernes frente a los rebeldes en la asediada Alepo, beneficiado especialmente por los bombardeos de la aviación rusa, que han causado ya la muerte de más de 3.800 civiles en un año de campaña militar en apoyo del régimen del presidente Bashar el Asad, según un recuento registrado por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Tras más de una semana de intensos bombardeos, la organización Médicos sin Fronteras (MSF) ha hecho hoy un llamamiento a Damasco y Moscú para que detengan el "baño de sangre" enAlepo, la segunda ciudad de Siria y principal frente de un conflicto que ha devastado al país después de cinco años de guerra.

El avance militar del régimen se produce en unos momentos en que EEUU y Rusia -que apoyan a los rebeldes y al régimen, respectivamente- parecen estar al borde de la ruptura respecto a la posibilidad de recuperar la fracasada tregua en el castigado país árabe.

Washington amenaza con abandonar la cooperación diplomática y Moscú continúa inquebrantable en su decisión de proseguir su campaña bélica pese a que la situación en Alepo, según la ONU, se ha convertido en "la más grave catástrofe humanitaria jamás vista en Siria".

RUSIA ACUSA

Moscú ha acusado este viernes a Washington de "proteger" a los yihadistas del Frente Fateh al-Cham (antiguo Al Nusra, rama siria de Al Qaeda) en su lucha para derrocar a Asad, acusación que el Departamento de Estado de EEUU ha calificado de "absurda".

En una entrevista con la BBC, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha afirmado que Washington no es "capaz" o no tiene "el deseo" de presionar a la oposición armada moderada para que se desvincule de este grupo yihadista.

Mientras, en Nueva York, la ONU ha designado una "comisión de investigación" para aclarar lo sucedido en el ataque aéreo contra un convoy humanitario que provocó al menos 18 muertos el 19 de septiembre en el norte de Siria, ataque cuya responsabilidad EEUU achacó a Rusia.