El Reino Unido dio ayer un paso más en su plan de repliegue y retirada militar de Irak. El alto mando británico cedió oficialmente a las fuerzas de seguridad iraquís el control de la estratégica provincia de Basora, la última que estaba bajo su mando, situada en el extremo sur del país y puerta de salida del petróleo que exporta el país árabe. Londres espera reducir esta primavera a la mitad el número de soldados desplegados actualmente en Irak, que es de 4.500.

El acto de cesión se celebró ayer por la mañana en el aeropuerto de Basora --capital de la provincia y situada a 550 kilómetros de Bagdad--, donde el Ejército británico tiene su base militar. El jefe de las tropas del Reino Unido, el general Graham Binns, dijo que a partir de ahora sus soldados se limitarán a realizar labores de asistencia, instrucción y entrenamiento de los iraquís. Solo podrán entrar en combate si son atacados o si el mando iraquí les pide apoyo o ayuda en alguna operación. Recluidos en el cuartel, los soldados británicos ya no estarán tan expuestos al fuego enemigo.

Desde que estalló la guerra, hace ahora cuatro años y medio, el Ejército del Reino Unido ha perdido a 174 hombres, un número muy reducido si se compara con los cerca de 3.900 estadounidenses. El plan de repliegue supone un alivio para el primer ministro británico, Gordon Brown, a quien su antecesor, Tony Blair, le pasó la patata caliente de Irak. La guerra en el país árabe devoró a Blair, que abandonó Downing Street bajo mínimos de popularidad.

"DERROTA PARA LOS ENEMIGOS" El consejero de Seguridad Nacional del Gobierno iraquí, Mowafak al Rubie, calificó el acto de ayer de "victoria para Irak y derrota para los enemigos", en referencia a la insurgencia. También quiso dejar claro que las fuerzas de seguridad de su país están preparadas para asumir por sí solas el control de esta provincia, vigilada por más de 30.000 hombres, entre policías y soldados. Cuando cayó el régimen de Sadam Husein, el Reino Unido asumió el control de cuatro provincias. Antes de Basora pasaron a manos iraquís Muthana, Dhi Qhar y Maysán. En esta última, 40 personas murieron en atentados la semana pasada.

Aunque menos expuestas a la violencia suní que el centro o norte del país, las provincias del sur sufren, sin embargo, la lucha que libran entre sí las principales facciones chiís, ansiosas por hacerse con el control de esta rica región, en la que se produce gran parte del crudo iraquí.

Uno de los bandos lo encabeza Abdelaziz al Hakim, líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica Iraquí, el principal partido chií, que cuenta con un grupo paramilitar, las Brigadas Badr. El otro, el clérigo radical Moktada al Sadr, responsable de los milicianos del Ejército del Mahdi. Hakim, cercano al régimen iraní, es partidario de crear un sistema federal en Irak que permita al sur chií tener autogobierno, a lo que se oponen Sadr y todos los grupos sunís.

El repliegue británico inquieta a EEUU, temeroso de que se avive el conflicto en el seno de la familia chií. A Washington le preocupa que la región caiga bajo la influencia directa de Irán. Por el sur de Irak entra parte del material militar y suministros que proceden de Kuwait y que van a parar a las tropas estadounidenses. De las 18 provincias iraquís, nueve permanecen todavía bajo control militar de Estados Unidos.