Las relaciones entre el Gobierno y el Ejército de Chile se tensaron en las últimas horas a consecuencia de la lluvia de huevos, tomates e insultos que recibió el general Manuel Contreras, el temible jefe de la policía secreta de Augusto Pinochet, el viernes en los tribunales antes de ser encarcelado para cumplir una condena por el asesinato de un opositor cometido en 1975.

El subcomandante en jefe del Ejército, el general Javier Urbina, transmitió a las autoridades políticas la "molestia" de la institución por considerar que los militares acusados de violaciones de los derechos humanos acuden ante los jueces sin la protección necesaria. El Ejército reclamó más garantías para que no vuelvan a repetirse incidentes como el del viernes.

La "nota confidencial" firmada por el general Urbina llegó al diario La Segunda antes que a Defensa. No faltaron alrededor del presidente Lagos quienes consideraron esto como una provocación.