Otra vez, la cosa fue de película. Ficción y realidad, astucia y tecnología se cruzaron en la cacería del jefe militar de las FARC, Jorge Briceño, el Mono Jojoy . Unas botas militares que incluían un sofisticado equipo de GPS permitieron encontrarlo allí donde solía esconderse. Las 30 bombas inteligentes llegaron de este modo al objetivo más buscado por el Estado colombiano.

Un insólito reloj de marca, la medicación para la diabetes y el análisis de las huellas dactilares despejaron en la mañana de ayer toda duda: Jojoy ha quedado fuera de combate. La exitosa operación Sodoma irrumpe como un punto de inflexión política y militar. Esa percepción era compartida por casi todo el arco político. De este modo, el presidente Juan Manuel Santos llegó incluso a considerar que, con este golpe a la guerrilla, el más importante en sus 46 años de existencia, el problema de seguridad de Colombia "está más o menos resuelto", lo que le permitirá a su Gobierno, de base parlamentaria fundamentalmente conservadora, volverse "hacia una agenda más progresista".

LOS DETALLES Los medios colombianos no se cansaban de ofrecer detalles de la operación. "El fuerte de nuestra inteligencia es la inteligencia humana. Hemos aprovechado las debilidades que en este momento tienen las FARC y hemos logrado llegar muy cerca de estas estructuras. Necesitábamos saber todo el horario de este personaje siniestro: a qué horas se levantaba y se acostaba, para saber cómo atacarlo", dijo el vicealmirante Alvaro Echandía, comandante de la Armada Nacional.

Los servicios secretos lograron interceptar una comunicación de las FARC en la que se pedía un calzado especial para Jojoy . Luego, accedieron al paquete. Las botas llegaron con el GPS. Cuando se las puso, el jefe militar de la guerrilla no advirtió que ya seguían sus pasos.

El ataque de los aviones apuntó contra las cuevas naturales de la sierra de La Macarena, en el departamento de Meta, donde se escondía Jojoy . Hubo, según protagonistas de la operación citados por los medios, una verdadera "lluvia de plomo", capaz de horadar un búnker que había sido reforzado con cemento. Una delación había ayudado también a acercarse. Los guerrilleros que dieron las pistas recibirán unos dos millones de euros. El procedimiento --la compra de voluntades-- ha vuelto a poner en escena el estado de descomposición de la guerrilla.