Por primera vez, los 3,5 millones italianos de la diáspora italiana estarán representados en las cámaras de su país. Pero nadie había previsto que los seis senadores elegidos fueran decisivos para inclinar la balanza a favor de Romano Prodi en el Senado. Muchos pensaban que los exiliados votarían al centroderecha y, para evitarlo, el dirigente de La Unión, Piero Fassino, hizo campaña fuera. El independiente Luigi Pallaro prometió no votar contra Prodi. Su lista ganó en Suramérica, donde hay 890.000 italianos. La Unión ganó 4 senadores fuera, y 1 la Casa de las Libertades.