En un ambiente de frustración y recelo entre los familiares de las víctimas y supervivientes, ayer empezó la investigación pública sobre el incendio de la torre Grenfell de Londres. Tres meses después del desastre que se cobró 80 vidas, el juez retirado Martin Moore-Bick prometió que la investigación a su cargo «aportará respuestas» sobre las causas y determinará «cómo es posible que una catástrofe de tal envergadura haya podido ocurrir en el siglo XXI en Londres».

El juez dijo comprender «los sentimientos de indignación y engaño» de los afectados, pero pidió poder examinar las pruebas de manera «tranquila y racional». Un informe provisional debería estar listo para la primavera.

«Todos estamos buscando la verdad sobre las causas del fuego y las enormes consecuencias humanas que causó. Se lo debemos a los que murieron y a todos cuyos hogares han sido destruidos, trabajar juntos para lograr ese objetivo», declaró Moore-Bick durante la sesión de apertura, que comenzó con un minuto de silencio en recuerdo a los fallecidos. «No dudaré», subrayó el juez en relación a la posibilidad de hacer recomendaciones que puedan conducir a procesamientos civiles o penales.

DOS FASES / La investigación estará dividida en dos fases. En la primera se examinarán las causas y la forma en que se extendió el fuego con enorme celeridad en las 24 plantas de la torre. En la segunda se analizará la estructura del edificio, su diseño y el revestimiento de placas de aluminio y polietileno (una sustancia plástica), que pudo ser el motivo de la propagación de las llamas y la causante de gases tóxicos que envenenaron a algunas víctimas. Tampoco escapará al examen la actuación de los servicios de emergencias y de las tan criticadas autoridades locales durante y después del siniestro.

El exjuez de 70 años rechazó la propuesta de incluir en el grupo que llevará a cabo el asesoramiento a uno de los supervivientes del incendio, porque eso podría «poner en riesgo la imparcialidad» de los trabajos. Tampoco aceptó preguntas en la presentación. Allí estuvieron presentes numerosos afectados que abuchearon a Moore-Bick cuando al término de la vista ignoró a Michael Mansfield, un conocido abogado que representa a muchas de las víctimas y trató en vano de hablar con él. La figura del magistrado es vista con gran desconfianza entre los afectados, algo que puede poner en riesgo la investigación.