El reto de las elecciones legislativas del próximo noviembre se ha complicado todavía más por un enfrentamiento entre la Casa Blanca y los representantes demócratas en la Cámara baja, que han acusado al presidente de abandonarles en sus campañas de reelección para, en cambio, favorecer a los senadores, a los que sí ha apoyado con su presencia en diferentes actos electorales.

Con 60 escaños demócratas en peligro, a los republicanos les bastaría con 39 para lograr la mayoría. Y con la angustia de que pueda repetirse el vuelco de 1994 bajo la presidencia de Bill Clinton, cayeron como un jarro de agua fría en la Cámara baja las palabras de Robert Gibbs, portavoz de la Administración, que asumió que la pérdida era posible. La crítica más dura fue de Nancy Pelosi.