"Ese niño es mitad nuestro y mitad de ellos", sentenció Manuel Marulanda, el jefe de las FARC, en algún lugar perdido de la manigua colombiana. Tirofijo , como se le conoce, tuvo la última palabra para definir la suerte del hijo que Clara Rojas, abogada de 44 años secuestrada al mismo tiempo que Ingrid Betancourt, tuvo en cautiverio con un guerrillero. Y lo decidió como si fuera una pertenencia en litigio. Desde entonces, Emmanuel quedó allí, en el limbo selvático. Ya debe andar cerca de los 4 años.

El conocimiento de su existencia conmocionó a la opinión pública. El periodista Jorge Enrique Botero dio la primicia en abril del 2006 en el libro Ultimas noticias de la guerra (Debate), tras confirmarla por boca del número dos de las FARC, Raúl Reyes. Botero ya había traído de la selva a la ciudad pruebas de vida de los secuestrados en el 2003.

Lugares desgarradores

El polémico libro se construye alrededor de la voz de Solangie , una guerrillera que lleva al lector a los escenarios desgarradores, crueles y por momentos delirantes del enfrentamiento entre las FARC y el Estado. Solangie fue la comadrona de Emmanuel y era la exnovia del guerrillero con el que Clara Rojas tuvo al niño. "El parto fue un verdadero milagro: lo que ocurrió en la selva supera los límites de la imaginación", dijo Botero a este corresponsal.

Cesárea improvisada

Solangie asistió a Clara Rojas en una trinchera, en medio de un bombardeo del Ejército. Lo único que tenía era un cuchillo que estaba enterrado hasta el mango en la tierra, y que lavó con agua de su cantimplora para "ponerlo a punto". Con ese cuchillo de pelar tomates, la comadrona trazó una línea de sangre de 16 centímetros en el bajo vientre de la secuestrada. Solangie metió su mano en la barriga. Palpó el bebé y lo sacó con delicadeza. Luego, según el libro, cosió el vientre de Clara Rojas con "el hilo que guardaba para arreglar su morral".

El policía John Frank Pinchao, compañero de cautiverio de Rojas y Betancourt, que se fugó y fue rescatado tras deambular 17 días por la selva, reveló que el niño se llama Emmanuel y que lo estaba criando la guerrilla. "La madre lo veía ocasionalmente. Y eso la hacía sufrir muchísimo", dijo Pinchao.

"Quiero decirle que soy consciente de mi cagada, pero aprovecho para preguntar, incluso para preguntarle a usted, comandante, qué hubiera hecho si una mujer bella y solitaria como doña Clara se le hubiera arrimado", trató de defenderse el padre de Emmanuel al ser sometido a juicio por la guerrilla por su relación con Clara Rojas.

El guerrillero, hijo y nieto de rebeldes, aceptó su error, pero creyó encontrar una compensación en la cantidad de veces que se batió con el Ejército. Marulanda finalmente lo "absolvió", no sin cierta confusión. Fue en ese momento, según Botero, cuando Tirofijo hizo un "análisis de la situación" e instó a los suyos a "tener en cuenta" que el niño se había convertido también en botín de guerra.

"Imagínese, un bebecito en la selva, un bebecito secuestrado. Y yo aquí impotente para poder cumplir los anhelos que tengo como madre y como abuela", dijo dos semanas atrás Clara González Rojas a la revista Cambio . González se pregunta "cómo será" la carita de Emmanuel y el sonido de su voz. Pronto lo sabrá. Pronto, también, Clara Rojas dirá su verdad.