La secretaría de organización del PSOE, que dirige José Blanco, se ha fijado una ambiciosa meta para esta etapa: aspira a "duplicar la militancia socialista" en los próximos cuatro años. Para lograrlo, antes de fin de año el PSOE pondrá en marcha "una campaña de afiliación" que no sólo buscará nuevas incorporaciones, sino que tratará de "cambiar el sentido y la función de los militantes". Será en ellos en quienes recaiga otra de las metas que quiere lograr la secretaría de Blanco: que sean un empuje para "la movilización social", principal arma contra la temida y endémica "abstención" de la izquierda.

La presencia del partido en el Gobierno, advierte el documento, no debe "desdibujar o debilitar" la organización. Animando a la movilización social, el PSOE quiere evitar ser una "mera correa de transmisión entre el Gobierno y los ciudadanos", y ser un generador de ideas para el Gobierno. Ideas que deben llegar de captar con precisión las necesidades e inquietudes de los ciudadanos. Consciente de la distancia con la que la gente percibe a los parlamentarios, el PSOE quiere abrir una red de oficinas parlamentarias en cada autonomía para "acercar" los cargos públicos a sus electores.