Abdulá Gul, el actual ministro de Asuntos Exteriores, será con toda probabilidad el próximo presidente de la República de Turquía tras ser nominado ayer candidato oficial del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD, islamista moderado), que posee mayoría absoluta en la Gran Asamblea Nacional, donde se elegirá el jefe del Estado en las votaciones de los días 27 de abril y 2, 9 y 15 de mayo.

Hasta el momento se había especulado con distintos nombres, entre los que destacaba el del propio primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. Finalmente, Erdogan optó por el pragmatismo que le ha permitido completar el Gobierno más largo de la historia del país, por encima de sus aspiraciones personales de ser presidente --un puesto fuertemente ligado al estricto régimen laico turco-- habiéndose graduado en un instituto de Teología para imanes.

EN PIE DE GUERRA Sin embargo, el principal grupo de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (PRP), se opone férreamente a la designación de un presidente que provenga de las filas del PJD. "Este es el primer paso para la destrucción de nuestro orden constitucional", proclamó Deniz Baykal, líder del PRP, tras conocer la nominación de Gul. Este partido ha amenazado en varias ocasiones con boicotear la elección presidencial retirando a sus diputados del Parlamento para que no haya quórum.

Pero Fatma Disli, columnista del diario conservador Zaman, descarta el peligro: "A la oposición le asusta que el PJD controle el Parlamento, el Gobierno y la presidencia, pero no hay nada que temer porque existe una Corte Constitucional y además Gul, como presidente, dejará su puesto en el partido y será neutral".

El PRP representa al llamado establishment laico, formado por la judicatura, el Ejército y el funcionariado, entre otros, y rechaza la posibilidad de ver a una primera dama de Turquía que lleve el velo, como la esposa de Gul.