En un mundo dividido sobre la oportunidad de lanzar una guerra en Irak, Turquía ya ha tomado partido. Recep Tayyip Erdogan, líder del partido islamista en el poder, dejó claro ayer que los intereses nacionales forzarán a Turquía a participar en el conflicto y pidió al Parlamento que vote a favor de abrir las bases a las tropas estadounidenses, lo que despejará el camino a una invasión de Irak desde el norte.

"No apoyamos la guerra, pero cuando los intentos de alcanzar una salida pacífica llegan a un callejón sin salida, hay que tomar parte para restablecer la paz lo antes posible", dijo Erdogan. Agitando el fantasma tan temido por Ankara de la proclamación de un estado independiente kurdo en el norte de Irak, el líder islamista añadió: "Si permanecemos fuera de la ecuación al principio de la operación, no podremos controlar los acontecimientos al final", informa France Presse.

El Gobierno de Ankara ha convocado al Parlamento esta semana para debatir sobre la participación turca en la guerra. Según la prensa, el Ejecutivo quiere pedir autorización para el despliegue de 10.000 soldados estadounidenses encargados del apoyo logístico a la maquinaria de guerra y para el tránsito hacia Irak de otros 30.000. A cambio, Estados Unidos ha prometido a Turquía una ayuda de 4.000 millones de euros (más de 665.000 millones de pesetas).

DECLARACION DE SADAM

Entretanto, el presidente iraquí, Sadam Husein, negó a una cadena de televisión británica que tenga relación con la organización terrorista Al Qaeda. "Si tuviéramos esa relación no tendríamos reparos en admitirlo", dijo Sadam.

Mientras tanto, en Israel, el aliado estadounidense en la región, se intensifican los preparativos bélicos. Así, ayer, en el marco de unas maniobras conjuntas, fueron disparados seis antimisiles Patriot.