Turquía está "dispuesta a combatir el terrorismo de forma decidida" y se plantea una operación militar en el norte de Irak tras la muerte en 48 horas de 15 soldados en varios ataques de los separatistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esta fue la conclusión de la reunión de urgencia de ayer entre el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, el presidente de la República, Abdulá Gül, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Yasar Büyükanit.

Ayer murieron dos soldados en sendos atentados en el sureste turco, de mayoría kurda, y el domingo otros 13 fueron abatidos en una emboscada del PKK. Estas acciones se añaden a la reciente matanza de 12 personas en el sureste y a las bombas en Izmir, de las que se acusa a los kurdos.

El creciente número de "mártires", como se llama a los soldados caídos en combate, hiere la susceptibilidad de los turcos. Por eso, la intervención militar contra las posiciones del PKK en el norte de Irak gana adeptos y la oposición se ha sumado a la presión de los generales sobre el Ejecutivo islamista moderado de Erdogan. Falta saber si este cederá a las exigencias belicosas o logrará torear a los militares. Por lo pronto, el Ejército aumentó su despliegue en la frontera de Irak.