El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, colocó este viernes una de las últimas piezas que le faltan por encajar en el puzzle de su 'Nueva Turquía', al sancionar el paquete de reformas constitucionales aprobadas por el Parlamento el mes pasado paratransformar el país eurasiático en una república presidencialista con nuevos poderes para el jefe del Estado.

No obstante, las reformas serán sometidas a referéndum por voluntad expresa del controvertido Erdogan, y la consulta popular se celebrará seguramente el próximo 16 de abril, como han insinuado esta semana el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, y el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus. Sin embargo, la fecha no ha sido fijada aún de manera oficial por el Consejo Electoral Supremo, algo que se espera suceda próximamente.

HASTA EL 2029

De ganar el 'sí' en el plebiscito -por el que ya ha comenzado una agresiva campaña en Turquía- el país dejaría de ser una república parlamentaria e incrementaría las competencias del presidente, un supuesto que preocupa en extremo a la oposición, máxime en un ambiente de purgas masivas como el derivado delfallido golpe de Estado del pasado 15 de julio. Erdogan podría llegar a ser, legalmente, líder del país hasta 2029.

Entre las reformas aprobadas por los diputados del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, cofundado por Erdogan) y el ultranacionalista y reaccionario Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) y ahora ratificadas por Erdogan se encuentran la facultad de designar a los ministros, como jefe también del Ejecutivo, o la merma de funciones clave del Parlamento. Además, los mecanismos previstos para que la Cámara fiscalice al Gobierno serán complejos e improbables.

PRESIDENTE, DE UN PARTIDO

Otra de las modificaciones será que el jefe del Estado podrá pertenecer a un partido político, un comportamiento que Erdogan ha estado desarrollando 'de facto' desde su ascenso a la Presidencia, a mediados de 2014. Además, las elecciones presidenciales y legislativas -según las enmiendas a la Constitución pendientes de aprobación popular- se celebrarían el mismo día, por lo que aumentaría la posibilidad de que el partido del presidente elegido sea también el que cuente con la mayoría parlamentaria.

Esta posibilidad afectaría directamente a la configuración propuesta para el Consejo Supremo de Jueces y Fiscales (el equivalente turco al Consejo General del Poder Judicial en España). Las enmiendas proponen reducir el número de miembros de 22 a 13. Cuatro de ellos serán nombrados a dedo por el presidente, mientras que el ministro de Justicia (designado por el presidente) y el número dos del Ministerio serán presidente del Consejo y miembro permanente, respectivamente. En cuanto a los otros siete miembros restantes, serán elegidos por mayoría parlamentaria.

GOLPE A LA INDEPENDENCIA JUDICIAL

De ese modo, la independencia judicial turca (ya en entredicho tras la intentona golpista) se vería notablemente resentida. El pasado día 2, durante una breve visita a Ankara, la cancillera alemana, Angela Merkel, pidió que se garantice la separación de poderes en Turquía.