No habían pasado ni 24 horas desde que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara unánimemente una resolución prometiendo trabajar hacia un mundo sin armas nucleares, cuando ayer se pudo comprobar lo complicado de ese camino.

El jueves, enviados de EEUU, Francia y el Reino Unido presentaron en las oficinas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Viena "pruebas detalladas" que confirman que Irán ha estado construyendo clandestinamente en los últimos años una planta de enriquecimiento de uranio cerca de Qom, al suroeste de Teherán.

Irán, que esta misma semana había hecho referencias a la segunda instalación en una carta al OIEA --según diversas informaciones tras enterarse de que los investigadores occidentales las habían descubierto-- lo admitió. Y en Pittsburgh, donde se reunía el G-20, la seguridad robó protagonismo a la economía.

ULTIMATUM CONTUNDENTE Barack Obama, Nicolas Sarzoky y Gordon Brown comparecieron ante la prensa para lanzar un ultimátum contundente al régimen de Mahmud Ahmadineyad. El presidente estadounidense habló de "un reto directo a las fundaciones básicas del régimen de no proliferación" y exigió una "investigación inmediata". "Irán tiene derecho a un programa nuclear pacífico que satisfaga las necesidades energéticas de su pueblo, pero el tamaño y la configuración de esta instalación es inconsistente con un programa pacífico", aseguró Obama, que acusó directamente a Irán de estar "amenazando" la paz del mundo.

La revelación se produce a escasos días de una crucial reunión en Ginebra, el próximo jueves, del grupo 5+1 --los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania-- donde puede deliberarse un endurecimiento de las sanciones a Teherán. La oferta de diálogo sigue saliendo de boca de Obama, pero cada vez queda más ensordecida por un lenguaje más contundente sobre la posibilidad de aplicar sanciones. Y, como él, Sarkozy compareció con semblante serio para hablar de "un reto a todas las naciones de la comunidad internacional" y para insistir en la necesidad de que Irán se sincere definitivamente en la reunión convocada para el jueves en Ginebra entre Teherán, EEUU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania.

SANCIONES SEVERAS El primer ministro británico habló también de sanciones "más amplias y severas" y aseguró que "el engaño continuado durante muchos años obliga a la comunidad internacional a decir hasta aquí hemos llegado".

La falta de transparencia iraní puede ayudar a convencer a Rusia y China sobre la necesidad de sanciones, hasta ahora aliados de Irán para frenar represalias. En Pittsburgh, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, mostró ayer su alarma y mencionó las sanciones. Teherán, por su parte, negó que se tratara de una planta clandestina. "Si hubiera sido una planta clandestina, no habríamos informado al OIEA", dijo un portavoz iraní.