Escocia ha visto reforzada su autonomía en el nuevo programa de Gobierno conservador-liberal. El Parlamento de Edimburgo verá aumentados sus poderes, con mayores competencias en materia fiscal y en orden público. El nuevo Ejecutivo central ha seguido los consejos de la Comisión Calman, constituida con el visto bueno de todos los partidos, para analizar el funcionamiento del Parlamento escocés. El informe publicado hace un año describía la experiencia como un "éxito", pero reconocía que muchas correcciones podían mejorar el sistema.

Una de las recomendaciones sugería que el Parlamento de Holyrood fuera menos dependiente del de Westminster en su financiación, haciéndose cargo de nuevos impuestos. Eso es lo que propone el nuevo Ejecutivo británico, sin que se conozcan los detalles. Las autoridades escocesas también fijarán los controles de alcoholemia en las carreteras, los límites de velocidad y la legislación para las armas de aire comprimido. Todo ello figuraba en las recomendaciones de la Comisión Calman. Otra propuesta incluye la construcción de una red ferroviaria de alta velocidad.