"Vamos a pintar la vida, compañeros. Soles y flores, nada de mamarrachos". Protegida por su tradicional pañuelo blanco, Hebe Pastor de Bonafini lanzó la consigna con un tono imperativo. Las Madres de la Plaza de Mayo tomaron el jueves posesión del antiguo Liceo Naval, emplazado dentro de lo que fue el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), donde a partir del 30 de abril funcionará un centro cultural. "Se llamará Nuestros Hijos. Estamos transformando el lugar del horror y de la tortura", arengó Bonafini. Unas 500 personas la escucharon emocionadas.

A la Esma se llega por la avenida del Libertador, una de las más importantes y modernas de la capital argentina. Miles y miles de automóviles la atravesaron a diario en los días más duros de la dictadura. Sin embargo, casi nadie reconoció por esos años haber "visto" u "oído" lo que sucedía puertas adentro de la Esma, donde desaparecieron unas 5.000 personas. Buena parte de ellas fueron arrojadas desde un avión al Río de la Plata.

DEMOLICION DESCARTADA El presidente Carlos Menem (1989-99) quiso demoler los 34 edificios que, en 17 hectáreas, forman parte de la Esma, en el marco de su política de "reconciliación", que se había traducido en indultos a los represores. Pero ahora, en ese espacio funcionará un Museo de la Memoria que será administrado por el Estado, la ciudad de Buenos Aires, supervivientes del campo de concentración y las Madres. Y, además, estará el Centro Cultural, que dirigirá la cantante Teresa Parodi.

Claudia San Martín dibujó una flor al traspasar sus puertas. No ve a su hijo desde el 27 de mayo de 1977. "Se lo tragó la tierra", explicó. "Estas flores son mi hija y mi yerno", dijo Elvira Triana, otra madre de desaparecidos.

Según Bonafini, el expresidente Néstor Kirchner ha posibilitado los cambios. "Ha hecho posible la reivindicación de nuestros hijos revolucionarios", dijo.