España forzó ayer asociar el Proceso de Barcelona al nombre de la nueva Unión para el Mediterráneo, promovida por Francia y Alemania, para mantener su impronta sobre la política euromediterránea ante el protagonismo adquirido por el presidente francés, Nicolas Sarkozy. La nueva iniciativa política se denominará Proceso de Barcelona: Unión para el Mediterráneo , después de que los demás líderes aceptaran la fórmula propuesta por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

El proyecto franco-alemán para revitalizar la cooperación entre la UE y los países mediterráneos extracomunitarios recibió la aprobación formal de los Veintisiete al concluir la cumbre europea de primavera, pese a la oposición de la presidencia eslovena de la UE. Para encuadrar el proyecto como un desarrollo del Proceso de Barcelona e incluir las observaciones de los países reticentes, los líderes pidieron a la Comisión Europea que defina las modalidades y estructura de esa Unión para el Mediterráneo.

EXITO DE SARKOZY La cumbre de Bruselas fue un éxito político para Sarkozy, que logró la aprobación de su proyecto y también el respaldo formal de los Veintisiete para celebrar la primera cumbre de la Unión para el Mediterráneo el 13 de julio en París. Es la tercera iniciativa que Sarkozy impone a los Veintisiete, tras el esquema del Tratado de Lisboa y el comité de sabios sobre el futuro de Europa, lo que muestra la renovada influencia de Francia en el seno de la UE.

Zapatero destacó que la Unión para el Mediterráneo "es una continuación" del Proceso de Barcelona. El presidente señaló que la política euromediterránea iniciada en 1995 "ha cosechado sus frutos, pero que ahora la ambición debe ser mayor". Y añadió que antes de fijar las modalidades "hay que hablar con la otra orilla". "Este proyecto tendrá fuerza si los europeos hablamos de igual a igual con los países del sur", dijo.