El Gobierno español acogió con cautela el resultado electoral británico. José Luis Rodríguez Zapatero ha aprendido de sus apuestas fallidas (por Ségoléne Royal y por Gerhard Schröder) y, ante el juego de coaliciones que se disputará en los próximos días en Londres, prefirió hacer público un análisis tradicional. "El Gobierno de España colaborará con el próximo Ejecutivo británico sea cual sea", dijo la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que solo se permitió una apostilla: "Trabajaremos intensamente con el futuro Gabinete para fortalecer Europa, para fortalecer el euro y para hacer más Europa".

Con más claridad habló Elena Valenciano, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, que mostró su temor a que el torie David Cameron sea el futuro primer ministro por considerarle "la opción antieuropea". Por el PP habló el coordinador de Presidencia, Jorge Moragas, que celebró que Zapatero "haya perdido a su último aliado político".

DESEO DE ESTABILIDAD Los principales líderes de la UE desean que Gran Bretaña sea capaz de dotarse de un Gobierno estable cuanto antes y que ese nuevo Ejecutivo mantenga una actitud constructiva hacia las políticas europeas, sin que sea prisionero del lenguaje euroescéptico utilizado por Cameron durante la campaña, según indicaron ayer fuentes diplomáticas. En medios comunitarios se confía en que si finalmente hay alianza de conservadores y liberaldemócratas, la actitud proeuropea de Nick Clegg ejerza cierto contrapeso ante la de Cameron.

No obstante, se teme que el próximo Ejecutivo seguirá oponiéndose al proyecto europeo de regulación y supervisión de los fondos especulativos bursátiles (hedge funds ), una pieza legislativa clave ya consensuada entre los demás países de la UE y que aún no se ha aprobado para no dejar marginada a Londres.