Aquí el problema no es que no haya pasajeros, sino que hay demasiados taxis haciendo esta ruta y no hay tanto cliente para tantos coches". Esa es, y no la posibilidad de una guerra, la principal preocupación de Abdeljabar, un taxista kurdo que hace la ruta entre Mosul, la capital de la provincia iraquí de Nínive, y Erbil, una de las mayores ciudades del Kurdistán .

Según los planes de guerra filtrados por la Administración estadounidense, los kurdos de esa zona autónoma deberían jugar el mismo papel para derribar al presidente iraquí que los soldados afganos de la Alianza del Norte desempeñaron en la caída de los talibanes. Y por ese territorio primero, y por Nínive después, deberían entrar las tropas estadounidenses desde el flanco norte.

NO HAY PRESENCIA MILITAR

Pero por el momento, cualquier parecido es pura coincidencia. En Afganistán, a los soldados de la Alianza del Norte y a los talibanes les separaba un frente de guerra. Aquí, en cambio, la zona autónoma está separada del resto de Irak por una frontera por la que cada día circulan pacíficamente centenares de civiles kurdos y camiones cargados de mercancías de Turquía.

La rutina no se ha alterado ni siquiera por la posibilidad de que, si finalmente Turquía acepta que por su territorio pasen tropas estadounidenses, esa zona autónoma y Nínive pueden convertirse en la puerta de entrada a Irak de las fuerzas del Tío Sam.

Ni en Mosul ni en los alrededores se ve presencia militar iraquí. En las cuatro horas de coche que separan Bagdad de Mosul, tampoco se ha visto ni un solo vehículo del Ejército. Es como si el régimen iraquí, consciente de la debilidad de sus fuerzas frente al titán militar de EEUU, sólo estuviera dispuesto a defender Bagdad.

En la frontera todo va como siempre. Y eso lo sabe bien el taxista Abdeljabar, que cada día hace la ruta al menos una vez. "No hay ningún problema. La frontera sigue abierta y ni los soldados iraquís ni los soldados del partido Unión Patriótica del Kurdistán, que controlan uno y otro lado de la línea, nos ponen problemas para pasar ni nos registran más de lo habitual", explica.

El trajín de pasajeros es el mismo de antes de que se iniciara la crisis pues, aunque la región goza de autonomía desde octubre de 1992, esa zona no ha quedado aislada del resto del país y sus habitantes necesitan pasar a la zona bajo control iraquí para gestiones.

La vida diaria, sobre todo la administrativa, sigue enganchando una parte y la otra, pues la región autónoma ha quedado en una especie de limbo administrativo. "La gente de la zona autónoma viene aquí a cobrar las pensiones, a arreglar papeles, a registrar su coche e incluso a trabajar", dice Haizam, el responsable de la Estación del Norte, que es como se llama esa parada de taxis. "Hay personas --explica-- que van por la mañana a trabajar a Erbil y que se vuelven por la noche a Mosul. Total, el viaje sólo es de una hora". En la zona norte, y financiado en parte por EEUU, se están construyendo infraestructuras y la mano de obra va escasa.

LAS DIFERENCIAS

Entre una zona y la otra, las diferencias existen: la principal de ellas es que, en la región autónoma, el dinar iraquí tienen 10 veces el valor de un dinar iraquí en Irak.

En los últimos años, en Mosul han florecido las tiendas, sobre todo de ropa y de electrodomésticos. Esta ciudad es, de las grandes urbes iraquís, la más cercana a la frontera turca, y en ella viven 1,5 millones de personas (75% son árabes, 15% kurdos y 10% cristianos asirios). Actualmente, la capital de Nínive vende a mejor precio que en el resto del país todo tipo de productos procedentes de Turquía.