Las fuerzas de Bashar al-Asad han tomado el control del último bastión de Estado Islámico (EI) en Siria, Deir Ezzor, en el este del país. El Gobierno ha retomado la ciudad tras una lucha que ha durado dos meses y que ha contado con el apoyo de las fuerzas aéreas rusas.

Según el director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede británica, Rami Abdel, “los combates han cesado y las operaciones de desminado siguen en curso”.

La televisión estatal ha confirmado que la ciudad ya ha sido completamente liberada de los yihadistas. Sin embargo, según fuentes militares, de momento el Ejército se ha hecho con el 80% de la ciudad.

La caída de Deir Ezzor, que llevaba en manos de EI desde el 2014, es otra de las muchas derrotas que el EI ha sufrido este año en Siria. El pasado 17 de octubre los yihadistas perdieron el bastión más importante en este país, la ciudad de Raqqa, que también estaba bajo su control desde 2014.

Aislamiento de la ciudad

Deir Ezzor era una zona estratégica para el EI, no sólo por su cercanía a la frontera con Irak, sino también porque es la capital de una provincia rica en petróleo. Desde que cayó en poder de EI en 2014, las fuerzas de al Asad y sus aliados habían cercado la zona.

Este aislamiento de la ciudad provocó escasez de alimentos, subida de precios y acceso limitado a medicinas y atención sanitaria. En abril de 2016, las Naciones Unidas empezaron a enviar ayuda humanitaria, pero el programa fue suspendido por el avance militar de las fuerzas de Damasco.

La ofensiva se inició el pasado 5 de septiembre, cuando el Ejército entró por el norte de la ciudad. Antes de la ocupación yihadista, Deir Ezzor contaba con una población de 300.000 personas. No obstante, se estima que, desde 2014, se ha reducido esta cifra dramáticamente.