La primera cumbre entre EEUU y la Unión Europea (UE) desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca sirvió para constatar un acercamiento de posiciones en la lucha contra el cambio climático, aunque estas aún distan de ser concordantes. El cambio de tono del nuevo mandatario estadounidense frente a su antecesor es más que evidente, y esto permite abordar la cuestión de forma más constructiva.

Ya en su discurso matinal en el castillo de Praga, Obama subrayó que EEUU "está dispuesto a liderar" el esfuerzo global "para proteger el planeta". Tras su encuentro con el Consejo de la UE, dijo que está dispuesto también a liderar la próxima cumbre de Copenhague, que constituye el desafío principal en lo que respecta a este tema.

Los dirigentes europeos se congratularon de la nueva actitud de EEUU, aunque reconocieron que querrían ir más allá. "Los objetivos que nos hemos marcado en la UE son más ambiciosos" que los que presenta EEUU, "pero ahora estamos en un clara vía de convergencia", subrayó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

La UE se ha comprometido a reducir en el 2020 sus emisiones de gases contaminantes en un 20% respecto a los niveles de 1990. Obama confirmó en Praga que EEUU se compromete a mantener los mismos niveles que en 1990, lo que supone un avance respecto a posiciones anteriores, pero considerado insuficiente por los europeos.

El propio Obama afirmó tras la cumbre que había habido "un debate franco sobre todos los temas". Y el idilio entre los dirigentes europeos y la nueva Administración de EEUU no impide que se mantengan desencuentros, como ocurrió ayer en relación al futuro de Turquía en la Unión Europea.

Obama aprovechó su intervención en la cumbre para sacar a relucir la cuestión. Tras hablar de su nueva política de mano tendida hacia Irán, reiteró que este enfoque de una política exterior más abierta y dialogante se hacía extensiva a todo el mundo e incluía al mundo musulmán. Y espetó: "La adhesión de Turquía a la UE sería un signo alentador" en este intento.

DESACUERDO Aún no había terminado la cumbre cuando el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se apresuró a expresar su desacuerdo en declaraciones televisivas. La cancillera alemana, Angela Merkel, añadió después que la UE debe tener "un vínculo estrecho" con Turquía, pero que la forma que adoptará este vínculo no está decidida.

Fue Barroso quien se encargó de recordar que la UE ya está negociando con Turquía la adhesión y que esta decisión fue adoptada por unanimidad. Pero añadió que al final del proceso se verá "si Turquía está preparada para entrar en la Unión Europea y si la UE está preparada para integrar a Turquía".

Obama aprovechó también la cumbre para volver a pedir a los europeos que acepten presos de Guantánamo. La importancia de los vínculos comerciales se pusieron también de manifiesto.

El presidente de EEUU no quiso marcharse de Praga sin un encuentro con el legendario expresidente checo Václav Havel, uno de los artífices del proceso democratizador.