Sin inmutarse por el clamor mundial que ayer condenó la matanza de Qana, el Departamento de Estado de EEUU reafirmó las conocidas posiciones de la Casa Blanca sobre el conflicto de Oriente Próximo: Israel tiene derecho a defenderse; los "bombardeos defensivos" sobre el Líbano no son acciones de guerra; el acuerdo que pondrá fin al conflicto está cerca. Pese al ataque, el subsecretario de Estado, Nicholas Burns, se mostró optimista a este respecto.

Menos comprensivos se mostraron la mayoría de los gobiernos europeos, los países árabes e islámicos y el mundo en general, desde Afganistán a Canadá, desde Finlandia a Suráfrica. "Francia condena esta acción injustificable que muestra más que nunca la necesidad de llegar a un alto el fuego inmediato sin el que no pueden más que repetirse otros dramas", afirmó el presidente francés, Jacques Chirac, tras pedir a su ministro de Sanidad, Xavier Bertrand, que viaje a Beirut para aportar una ayuda humanitaria de urgencia.

La comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, calificó de "injustificable" el bombardeo e insistió en la necesidad de un "inmediato alto el fuego". Por su parte, el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Javier Solana, afirmó que "nada puede justificar" el ataque israelí. Solana se puso en contacto con el primer ministro libanés, Fuad Siniora, al que expresó su "profunda consternación y dolor".

RECHAZO DE LONDRES Tibiamente, Londres también mostró su rechazo a la operación israelí. Así, la ministra británica de Exteriores, Margaret Beckett, calificó el ataque de "espantoso" y recordó que el Reino Unido "ha pedido repetidas veces a Israel que actúe proporcionalmente".

La Liga Arabe calificó el bombardeo de "agresión salvaje", al tiempo que exigió una "investigación internacional" e instó al Consejo de Seguridad de la ONU a que "presione a Israel para que ponga fin a sus operaciones".

Por su parte, el general Rahim Safavi, comandante de las fuerzas de los Guardianes de la Revolución de Irán, pidió a la milicia paramilitar que esté preparada para "un ajuste de cuentas" contra Washington y Tel-Aviv.