"¡Oh, Dios mío, oh Dios mío!". Tumbada en la camilla de una ambulancia frente al hospital Jabal Amel de Tiro, en el sur del Líbano, una mujer libanesa de edad avanzada no cesaba ayer de mostrar su dolor. Tiene unos 60 años, la cara cubierta de quemaduras y costras negras, y, entre sollozos, pide un poco de agua para beber. Pero, pese a las tórridas temperaturas del sur libanés, nadie puede satisfacer su deseo, porque su estado de salud le impide tomar cualquier líquido. Ningún doctor acertaba a decir su nombre, ni tampoco el de su compañera de ambulancia, una mujer de unos 20 años, totalmente inconsciente y con la cabeza cubierta por un sucio vendaje. Ambas formaban parte del pasaje de 15 personas de una furgoneta que huía de los combates. Ambas resultaron heridas graves por la mañana por la aviación israelí cuando intentaban huir de la zona de guerra.

"Las evacuamos hacia Beirut; hay que dejar el hospital libre y las camas libres para que puedan llegar nuevos heridos", explica un conductor de ambulancia de la Cruz Roja libanesa, que prefiere no decir su nombre y que ultima los preparativos para enfilar la carretera hacia el norte del país. Será un viaje lleno de penalidades y peligros, y en las peores condiciones imaginables para trasladar a los heridos.

Enormes rodeos

Porque, casi dos semanas después del inicio de la ofensiva militar, la ciudad de Tiro, a unos 20 kilómetros de la frontera israelí, está casi completamente asediada por tierra y mar, y los vehículos tienen que dar enormes rodeos a través de polvorientos caminos vecinales para poder alcanzar Sidón, a 40 kilómetros al norte. La aviación israelí ha atacado de forma continuada esta vía, y nada garantiza que no vuelvan a hacerlo. Desde Sidón hasta Beirut, aún quedarán de tres a cuatro horas de carreteras secundarias de montaña para superar una distancia de decenas de kilómetros, que en circunstancias normales debería durar menos de una hora.

En medio de la actividad del hospital Jabal Amel de Tiro, la voz de un testigo extranjero se alza en inglés, mientras contempla cómo un avión abre fuego en las proximidades contra un objetivo no identificado: "´¡Esto no es más que un castigo colectivo a todo un país, dignificado con el nombre de ´guerra asimétrica´"!. Y es que, con las cifras en la mano, la de ayer fue una de los peores jornadas desde el inicio de la ofensiva israelí para el desbordado personal médico de Tiro. "Hoy hemos atendido a 80 heridos y a 12 muertos, todos ellos civiles, sin ninguna excepción", puntualiza Sami Yazbek, jefe del servicio de ambulancias de la Cruz Roja libanesa.

"Hay muchos heridos y muertos en las cunetas de los vehículos; ya no es seguro siquiera ir a recuperar a los heridos", se queja Yazbek . En otros hospitales de la ciudad se repiten los mismos relatos. Furgonetas atacadas y alcanzadas de lleno por los bombardeos en las mismas proximidades de los centros hospitalarios, y de más menores entre las víctimas de los ataques.

Objetivos y heridas

Según el personal hospitalario en Tiro, los objetivos de la aviación israelí se han diversificado en las últimas horas de conflicto, y los pacientes llegan con tipos de heridas muy diferentes de las contempladas en los días anteriores de conflicto, insinuando que el Ejército israelí pudiera estar empleando nuevo armamento. "Antes, disparaban contra edificios, ahora disparan contra gente que huye", apunta Yazbek, después de constatar que la mayoría de víctimas de ayer eran pasajeros que viajaban en vehículos y que se adentraron por las peligrosas carreteras del sur libanés. "Ahora, además, vemos cada vez más quemaduras y miembros arrancados entre los heridos que nos llegan", concluye.

A mediodía de ayer, la principal preocupación de los hospitales de la ciudad de Tiro era que acabe por inutilizarse la maltrecha carretera que aún une la ciudad con el norte del país. "Ahora mismo, nos tememos que la carretera sea cortada; sería catastrófico, porque, de momento, todavía podemos recibir algo de material sanitario desde Beirut", asegura Sami Yazbek.

Entre los vehículos bombardeados durante la jornada de ayer, entre los civiles muertos por las bombas bajo el sol abrasador del Líbano, había por vez primera desde el inicio de la ofensiva el nombre de una periodista. Se trata de Layal Najib, una fotógrafa libanesa que trabajaba para la agencia France Presse y que realizaba fotos al sur de la ciudad.

Testigo noruego

Un equipo de la televisión noruega que pasaba con su vehículo por las cercanías de la zona pudo ver su coche tras el impacto del proyectil y pudo incluso tomar imágenes del vehículo. "Vimos el coche, el conductor estaba vivo", explicaba uno de los miembros del equipo de informadores de la televisión noruega.

Al caer la noche, los informativos libaneses y occidentales informaban de que funcionarios de Naciones Unidas de visita en Beirut habían acusado a Israel de cometer violaciones del derecho internacional humanitario durante su ofensiva militar. Y en los hospitales de Tiro, decenas de civiles que huían de los bombardeos luchaban por salvar sus vidas.