Reza el viejo dicho: "con la Iglesia hemos topado". Pero ayer, en Diwaniya, muchos colegas murmuraban: "Con la Iglesia no, con el Ejército". Porque lo cierto es que la cobertura del acto protocolario de transferencia de poderes al Ejército español acabó siendo un cúmulo de despropósitos mediáticos que puso una amarga guinda a una semana de relaciones poco fluidas entre la institución castrense y la prensa española en Irak.

La crónica de los hechos es la siguiente. A última hora del miércoles, el centro de prensa de Base España llamó a los corresponsales para comunicarles que se les desconvocaba para cubrir el acto de transferencia del mando en la Facultad de Medicina de Diwaniya. Explicación oficial: como EEUU no iba a tener representación con rango de general, el comandante de la Brigada Plus Ultra, el general Alfredo Cardona, tampoco iba a acudir.

El caos fue tal que algunos medios que no se enteraron entraron en la Facultad de Medicina, que otros optaron por ir sin ser invitados y que los más se quedaron fuera.

Los periodistas españoles en Irak suspiran por más transparencia en la política informativa de Defensa. Ayer, un portavoz militar interrumpió una conversación de este enviado especial con una soldado española cuando el diálogo adquirió derroteros políticamente no correctos para el PP.

Conclusión: el Ministerio de Defensa opta por la estrategia Pentágono : las noticias jugosas sobre la guerra se dan en Madrid (o en Washington), donde se dice lo que se quiere con menos posibilidades de que se rebata la versión oficial.