La policía estadounidense ha realizado una primera identificación del hombre que ayer disparó y mató a 32 personas en el campus de la Universidad Politécnica de Virginia, antes de quitarse la vida. No obstante, según la CNN, las autoridades han indicado que todavía no están preparadas para dar a conocer públicamente la identidad del presunto asesino.Según publica del Chicago Sun Times, el agresor era un estudiante chino de 24 años, que llegó a EEUU el pasado agosto con un visado emitido en Shanghái, aunque la información no ha sido confirmada.Mientras continúan sin resolverse numerosas cuestiones alrededor de la matanza de ayer, algunos testigos presenciales han aportado nuevos detalles de los dos tiroteos que se desarrollaron en un intervalo de dos horas.Más información

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Vestido "casi como un 'boy scout"Así, una joven que logró sobrevivir al tiroteo en el edificio Norris Hall, en el que fallecieron 30 personas, ha explicado que el joven iba vestido "casi como un boy scout". "Se paró a cinco pies (metro y medio) de la puerta y simplemente comenzó a disparar", ha relatado Erin Sheehan a la CNN."Parecía muy minucioso, disparando a casi todo el mundo. Yo simulé estar muerta", ha dicho la joven, que ha explicado que el autor de los disparos llevaba puesto una camiseta de manga corta color canela y un chaleco de guerra negro. "Era muy silencioso", ha afirmado.Solo cuatro estudiantes ilesos en el aulaLa joven ha explicado que solo cuatro estudiantes de los 25 que se encontraban en la clase de Lengua Alemana no recibieron impactos de bala. Según ha dicho, unos 30 segundos después de abrir fuego contra ellos, el joven armado volvió. "Supuse que nos oyó hablando", ha dicho. "Empujamos la puerta nosotros mismos para que no pudiera entrar, porque la puerta no cerraba", pero el joven intentó entrar tres veces más y, al no conseguirlo, comenzó a disparar contra la puerta, según ha dicho la joven.Mientras las autoridades aseguran que están investigando todavía si los dos tiroteos están relacionados, algunas voces han criticado la lentitud de la respuesta de las autoridades universitarias, que en un principio consideraron el primer tiroteo, en un edificio de dormitorios, como un "asunto interno".