El programa de espionaje telefónico y de correos electrónicos posterior al 11-S en EEUU "ahorró miles de vidas" (Cheney) y era "vital en la lucha contra el terrorismo" (Bush). Pero los resultados han sido descorazonadores: han enfrentado a los servicios de inteligencia y han violado el derecho a la intimidad de los ciudadanos para obtener una información irrelevante por la imposibilidad de procesarla. La lucha contra el terrorismo no admite ilegalidades. Un nuevo revés para Bush. Mala cosa cuando la estulticia sustituye a la eficacia.

*Catedrático de Historia.