El Parlamento Europeo propinó ayer una bofetada política a Turquía, a cinco días del previsto inicio de las históricas negociaciones de adhesión a la Unión Europea (UE), al endurecer sus exigencias y posponer sine die la votación del preceptivo dictamen sobre la ampliación de los acuerdos de unión aduanera de Ankara a los 10 nuevos miembros, dada la negativa turca a reconocer a uno de ellos, Chipre.

La inesperada decisión de la Eurocámara no afectará al inicio de las negociaciones de adhesión, previsto el 3 de octubre, pero refleja el aumento del número de eurodiputados hostiles a la integración de Turquía, en especial tras la actitud desafiante de Ankara frente a Chipre, y la creciente oposición ciudadana.

La penalización de Turquía se produjo a iniciativa del líder del grupo popular, el alemán HansGert Pöttering, que logró por 311 votos a favor, 285 en contra y 63 abstenciones, el aplazamiento de la ratificación del nuevo acuerdo aduanero hasta que Ankara se comprometa a aplicarlo sin discriminaciones para los barcos y aviones chipriotas. El triunfo de la propuesta de los conservadores, hostiles a la adhesión, sorprendió a socialistas, verdes y liberales, que quieren facilitar las negociaciones.

LAS ACUSACIONES Durante el debate, Pöttering acusó a la presidencia británica de la UE de utilizar un doble rasero en relación a Turquía y a Croacia.

El grupo popular también consiguió endurecer la resolución sobre el inicio de las negociaciones, al hacer suprimir que la Eurocámara "constata que Turquía ha cumplido" las condiciones para emprender ese diálogo. El nuevo texto enmendado, por el contrario, señala que "todavía debe realizarse su aplicación concreta". La resolución exige además el reconocimiento formal de Chipre "con la mayor brevedad posible".

Los conservadores encontraron un inesperado aliado en los socialistas franceses, que lograron --en contra de la opinión de su grupo-- introducir una nueva condición a la adhesión de Turquía: el reconocimiento del genocidio sufrido por los armenios a manos del Imperio otomano durante la primera guerra mundial. Esta es una cuestión extremadamente sensible para Ankara, que considera la referencia al genocidio armenio como un intento de denigrar a Turquía.

El inicio de las negociaciones con Turquía está aún pendiente de que los Veinticinco logren consensuar hoy el marco regulador de las mismas. El ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, advirtió del peligro de "traicionar" las esperanzas del pueblo turco y "dar la espalda en este momento a Turquía". La UE y sus ciudadanos son quienes más perderían si se da un no a Turquía, recalcó Straw.

RESPUESTA DE ANKARA Por su parte, el Gobierno turco dijo que la decisión del Parlamento de exigir el reconocimiento oficial de Chipre y que admita el genocidio armenio como condiciones previas no afectará a las negociaciones de ingreso, que empezarán el lunes. El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, subrayó que "la decisión de mañana por hoy sobre el marco negociador es más importante".