El mayor avance del cónclave ministerial de Nápoles fue el respaldo mayoritario de los ministros de Asuntos Exteriores a la propuesta de incluir en la futura Constitución de la UE un ambicioso desarrollo de una política de defensa autónoma europea, una iniciativa conjunta de Francia, Alemania y Gran Bretaña.

La Constitución, según el consenso mayoritario, incluirá una cláusula de defensa mutua "sin perjuicio de los compromisos mantenidos en el seno de la OTAN". La Constitución incorporará además un protocolo para crear un núcleo de países de vanguardia, que integraran sus capacidades militares para poder actuar conjuntamente en operaciones de gestión de crisis.

El compromiso establece que la participación en ese núcleo duro de defensa estará abierta a todos los países que dispongan de capacidad para desplazar unidades de combate en el plazo de 5 a 30 días lejos del territorio europeo y para mantenerlas desplegadas durante al menos 120 días. La iniciativa incluye el desarrollo de un mando europeo de planificación militar operativa independiente de la OTAN.