Lo primero que hizo el presidente Evo Morales al llegar ayer a España fue acudir al madrileño Leganés y hablar ante miles de personas, la mayor parte compatriotas suyos de "la rebelión permanente". La embajada de Bolivia lo llamó encuentro con "movimientos sociales y ciudadanos" en lugar de mitin, pero el acto fue una reivindicación política en toda regla.

Las elecciones presidenciales y legislativas en el país andino son el 6 de diciembre. Se estima que hay en España unos 250.000 bolivianos. Solo 98.000 de ellos cuentan con papeles de residencia, pero todos votan. Aunque no se refirió en ningún momento a los comicios, estos planearon sobre el acto, casi de precampaña, en el marco de una visita de Estado.

"Nos hemos organizado para cambiar Bolivia y, por supuesto, para cambiar Latinoamérica", dijo. "Bolivia nunca había tenido una balanza comercial positiva, pero en estos años hemos conseguido una balanza comercial positiva de 600 millones de dólares. A mí me han dicho que en términos sociales nosotros estamos más avanzados que los países de Europa".

Tras alabar al Gobierno español, lo criticó al hablar de la inmigración. "Quiero decirles algo a los gobiernos de Europa y del mundo. Antes, los españoles llegaron a Bolivia y nosotros nunca dijimos que eran ilegales. Todos tenemos derecho a vivir en cualquier parte del mundo". "Llamarnos ilegales es un gran error", subrayó.

Durante estos tres días de estancia en España, Morales no parará. En su primera visita como jefe de Estado será recibido hoy por el rey Juan Carlos, acudirá al Congreso y cenará en el Palacio Real.