La actitud de varios excomisarios europeos, que al dejar su puesto en febrero se han apresurado a ponerse al servicio del sector privado y actuar como lobistas ante la Unión Europea (UE), ha dejado al descubierto la tolerancia de la Comisión Europea hacia esos graves conflictos de interés y la ineficacia del comité de ética de la institución. El Parlamento Europeo y las organizaciones en favor de la transparencia están incrementando su presión para lograr un endurecimiento de las normas.

El Ejecutivo comunitario reconoció además ayer que paga a sus excomisarios al menos 96.000 euros anuales durante los tres años siguientes a su cese, aunque trabajen en el sector privado o sean miembros de un Gobierno nacional.

Tras 10 años en la Comisión Europea, el alemán Günter Verheugen creó en abril una empresa de lobi, European Experience Company, en la que propone todo tipo de ayuda a las empresas en sus relaciones con la UE, incluyendo la cooperación de "expertos de las instituciones europeas".

Verheugen ocultó al Ejecutivo comunitario esta actividad hasta septiembre, cuando trascendió en la prensa alemana. La Comisión aún está estudiando el caso, aunque el comité de ética siempre se ha mostrado hasta ahora acomodaticio con las decisiones de los excomisarios.

Verheugen ha obtenido la autorización para ser consejero del Royal Bank of Scotland, del banco Bundeserban der Deutschen Volksbanken y del grupo lobista Fleischman Hillard Internacional, sin que la Comisión Europea considere que existe un conflicto de interés.

Verheugen ya se distinguió cuando era vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Empresas e Industria, por nombrar a su amante jefe de su gabinete, sin que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, viera nada cuestionable a pesar de las críticas de la prensa.

AMIGO DE RYANAIR El irlandés Charlie McCreevy, que se distinguió como comisario de Mercado Interior (2004-2010) por frenar toda regulación financiera hasta que llegó la crisis y por defender los intereses de Ryanair, ha pasado a ser consejero del banco británico NBNK y de la propia Ryanair.

La aerolínea de bajo coste se encuentra bajo presión constante para defender ante la Comisión Europea las ayudas locales que recibe frente a las denuncias de sus competidores. McCreevy defendió además a Ryanair en el seno de la Comisión Europea cuando intentó comprar Air Lingus, operación que el Ejecutivo comunitario finalmente vetó por las limitaciones a la competencia que introduciría en el tráfico aéreo.