Una de las frases favoritas del primer ministro ruso, Vladimir Putin, es que "Gazprom es mucho más que una sociedad anónima". Y esta sentencia explica bien qué intereses están detrás de la guerra del gas entre Rusia y Ucrania que tanto ha inquietado a Europa. Desde hace una década, Putin es precisamente la persona que en verdad controla el gigante del gas ruso.

"Desde su llegada al Kremlin en el 2000, Gazprom se ha convertido en un proyecto personal y una prioridad de Putin, en una empresa que controla al detalle", afirma Borís Nemtsov, uno de los líderes de la oposición liberal, en su informe recién publicado Putin y Gazprom .

De los 18 directivos de la junta de Gazprom, 11 son miembros del llamado clan de San Petersburgo o bien proceden de los antiguos servicios secretos. Ambos grupos forman parte del círculo cercano a Putin, quien comenzó su carrera en los servicios de espionaje y que en los años 90 trabajó en el ayuntamiento de la segunda ciudad rusa.

"El criterio fundamental para Putin al elegir a directivos para controlar Gazprom era el hecho de que pertenecieran a su círculo íntimo", afirma Nemtsov. Putin lo entendió perfectamente nada más llegar al poder. Desembarcó en el Kremlin con todos sus antiguos colaboradores de San Petersburgo, muchos de ellos antiguos espías como él. Su primer objetivo fue apoderarse de Gazprom. La misión fue llevada a cabo en poco tiempo. El gigante energético, del que el 50% de las acciones más una pertenecen al Estado, es hoy día la joya de la corona rusa, el principal instrumento de presión económica del Kremlin, tanto dentro como fuera de Rusia.

El 20% del presupuesto del Estado ruso lo aporta Gazprom. La empresa suministra más del 25% del gas que se consume en la UE y el 20% del que se emplea en el resto del globo. Su capitalización alcanza los 266.000 millones de euros, lo que la convierte en la cuarta empresa más importante del mundo.

Gazprom influye en los fallos judiciales y hasta en las elecciones. Su dinero sirvió para apuntalar en Ucrania la candidatura del Víctor Yanukóvich. Ha servido también para ayudar a Putin a silenciar a los medios de comunicación díscolos. A través de su filial Gazprom-Media fueron adquiridos canales de televisión como NTV, la legendaria emisora Eco de Moscú o rotativos tan carismáticos como Izvestia .