La apertura de negociaciones entre Gobierno, sindicatos y empresas se perfilaba a primera hora de la tarde de hoy como una posible puerta de salida a la huelga contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones, que está causando perturbaciones en los transportes públicos terrestres de Francia.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, encargó a su ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, que enviara en las próximas horas a los sindicatos una propuesta sobre el "método" para concretar esa fórmula de negociación. Poco antes, el Elíseo había hecho saber que el Ejecutivo había aceptado "negociaciones en cada empresa en las que el Estado estará representado", por considerar que los sindicatos habían hecho gestos para que "la crisis se pueda desactivar desde el primer día de conflicto". El responsable de pensiones en la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), Jean-Louis Malys, había dado por hecho al término de una entrevista con el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, a media mañana que iban a "abrirse" esas negociaciones a tres bandas, y que eso podría ocurrir hoy mismo.

La apertura de negociaciones entre el Gobierno, los sindicatos y las empresas fue una propuesta que lanzó ayer la Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato más importante en la convocatoria de este paro, que hasta entonces se negaba a entrar en una negociación bilateral con las empresas, y exigía tratar directamente con el Ejecutivo. Bertrand, que acabó de recibir esta mañana a los responsables de las principales centrales, fue después a informar sobre esas conversaciones al presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Sarkozy, como los miembros del Ejecutivo conservador, ha insistido en que no dará marcha atrás al punto principal de su reforma, que consiste en aumentar el periodo de cotización que da derecho a una pensión completa en los regímenes especiales de los 37,5 años actualmente a 40 años, para equipararse a los funcionarios y los trabajadores del sector privado. La cuestión ahora, tras las muestras de flexibilidad dadas por unos sindicatos que saben que la opinión pública está en contra de la huelga, es cómo se concretará el marco de negociación. De los regímenes especiales se benefician alrededor de medio millón de trabajadores, principalmente de la SNCF, la RATP, las empresas energéticas (como EDF y GDF) o los secretarios de notaría.

El paro, que se inició a última hora de la tarde de ayer en la SNCF, se traducía hoy en muy pocos trenes en circulación: entre el 20 y el 25% en términos globales. Donde más se notaba el movimiento era en la región de París, porque a la falta de trenes de cercanías -la línea que conecta la capital con los dos aeropuertos estaba completamente paralizada- se añadían los problemas en el transporte metropolitano: sólo un 20% de los metros y alrededor del 15% de los autobuses. Pese a todo, a mediodía la dirección de la RATP señaló que los servicios en funcionamiento eran "mejores de lo previsto", y avanzaba que mañana el tráfico de metros, autobuses y trenes de cercanía seguiría "fuertemente perturbado". A causa de esas alteraciones en la región de París esta mañana se produjeron retenciones de más de 300 kilómetros, ante un tráfico muy superior al de un día normal.