Tras los acuerdos de Oslo, firmados en 1993, la comunidad internacional, con la Unión Europea (UE) al frente, asumió la financiación de la recién creada Autoridad Nacional Palestina (ANP). Confiaba en que de esa autoridad transitoria devendría en breve la columna vertebral de un Estado palestino. Pero han pasado 15 años y el objetivo sigue distante. Ante la frustración reinante por el curso de las actuales negociaciones de paz, europeos y palestinos advierten de que Europa está pagando los costes de la ocupación israelí y perpetuando el statu quo.

La UE es el principal sustento de la ANP, por encima de Arabia Saudí y EEUU. Solo este año ha desembolsado cerca de 550 millones de euros, cantidad que excluye las sumas aportadas individualmente por los estados miembros. Con el dinero del contribuyente europeo se pagan infraestructuras y servicios sociales, combustible y electricidad, pensiones y salarios de profesores, médicos y funcionarios. La gran ironía es que, según la ley internacional, estos gastos debería asumirlos Israel, por su condición de poder ocupante.

"Claro que estamos pagando la ocupación, todos los sabemos. Pero lo hacemos porque seguimos pensando que será algo transitorio", afirma un diplomático europeo. En consonancia con las exigencias de Israel, Bruselas se afana por construir instituciones viables para el futuro Estado palestino. Pero no se atisba el final del camino. Al igual que fallaron los plazos del acuerdo de Oslo y, posteriormente, de la denominada Hoja de ruta, también parece que lo harán los de Annápolis. En 10 meses de negociación, israelís y palestinos no han alcanzado un solo acuerdo. Mientras, Israel no cesa de colonizar tierras.

Entre los funcionarios europeos destacados en la región, algunos piensan que la lluvia de millones a la ANP perpetúa este viaje a ninguna parte. "A Israel le permite seguir dominando el territorio sin pagar por ello y a la OLP mantener el poder y los privilegios. El único que no está conforme es el palestino de a pie; pero, como se vio tras invalidar de facto el triunfo electoral de Hamás, su opinión no le importa a nadie", dice una asesora de la UE en Jerusalén.

ESCENARIO POCO REALISTA Si los donantes dejaran de financiar a la ANP y esta tuviera que disolverse, Israel debería hacerse cargo del bienestar de los más de cuatro millones de palestinos. Nadie cree que sea un escenario realista. "Ni lo hizo en el pasado ni lo hará en el futuro. Hasta 1994, Israel financiaba la ocupación con nuestros impuestos", dice Diana Buttu, exasesora del primer ministro palestino, Salam Fayad, y exportavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Para muchos palestinos como ella, el papel de Europa es "muy decepcionante". Bruselas condena la ocupación, pero sus palabras nunca se traducen en medidas de presión concretas. En junio, sin ir más lejos, los 27 renovaron en bloque y sin condiciones expresas el acuerdo comercial preferencial con Israel. "Europa ha claudicado. En lugar de presionar, ha acabado haciendo lo que Ariel Sharon quería: pagar sin jugar", añade Buttu.