Si las cosas no cambian, todos los indicios llevan a la misma dirección: más sangre, más caos, más pobreza y más catástrofes". Así de pesimista se mostró ayer el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, alias Abú Mazen , en un comunicado oficial en el que afirmó que las negociaciones para liberar a Gilad Shalit, el soldado israelí secuestrado, están estancadas y que un ultimátum dado por Israel para iniciar una operación militar en la franja de Gaza expiró anoche.

"El primer ministro, Ehud Olmert, ha reiterado que no habrá acuerdos, y que o bien liberan a Shalit o bien nosotros actuaremos para liberarlo", dijo el portavoz de Exteriores israelí, Mark Regev, para argumentar la negativa israelí a la última oferta de los captores de intercambiar al militar --que, según un viceministro palestino, recibió tratamiento médico por una herida de bala-- por 1.000 prisioneros.

Israel negó ayer que un segundo soldado haya sido secuestrado, como habían anunciado la noche anterior las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.

SIN INTERLOCUTOR FIABLE No solo la negativa israelí a excarcelar presos dificulta el acuerdo en el que media Egipto, sino que Hamás tampoco ayuda. En su comunicado, Abú Mazen afirmó que no hay ningún interlocutor fiable del movimiento islamista con el que negociar. "El liderazgo en el exilio dice que la decisión depende del brazo armado en Gaza, mientras que el brazo armado dice que depende del exilio. El primer ministro, Ismail Haniya, no tiene nada que decir en lo que está sucediendo", reza el texto de Abú Mazen.

Lo cierto es que la mediación egipcia llegó ayer a un punto muerto. Si Israel se niega a excarcelar a prisioneros, Hamás --sabedora de que tiene a la mayoría de la población de su lado-- no admite los términos de la negociación que ha planteado el presidente egipcio, Hosni Mubarak, para facilitar a Israel el trago de pactar con el movimiento islamista. Mubarak ofreció a Olmert liberar al soldado a cambio de la promesa israelí de excarcelaciones a largo plazo. El brazo armado y el liderazgo en el exilio de Hamás rechazan la falta de calendario y número de presos a liberar.

PREOCUPACION EN GAZA Y, mientras, Gaza sigue con el corazón encogido, entre los estruendos de las bombas sónicas, de la artillería, del motor de los generadores de electricidad y la preocupación por el futuro. En la aldea de Abasán, en el sur de la franja, ayer hubo enfrentamientos entre Hamás y Al Fatá y el Ejército israelí.

Mucho peor es la situación de la población, consecuencia del bombardeo israelí de la única central eléctrica de la franja y del cierre de los pasos fronterizos, que impide la llegada de productos, gasolina, medicinas y comida. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa) anunció ayer que solo dispone de reservas alimentarias para dos semanas.

También los responsables sanitarios palestinos efectuaron un dramático llamamiento, alarmados por la escasez de electricidad. Según comunicaron, la falta de energía y la carestía de gasolina para los generadores que ya se hace patente en las gasolineras ponen en peligro a los pacientes en los hospitales. El Ejército israelí señaló que estas afirmaciones son exageradas y que el Estado judío proporciona la necesaria electricidad. Una aseveración que un simple paseo por las calles de cualquier localidad de la franja desmiente.