El expresidente de Liberia Charles Taylor, el primer jefe de Estado africano juzgado por un tribunal internacional, clamó ayer por su inocencia en una vista en La Haya, en la que no admitió ninguno de los cargos de los que se le acusa. El Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL), un organismo mixto del país africano y de la ONU, inició el proceso en junio del 2003, tres años antes de la detención del dirigente.

Taylor, de 61 años, presidió Liberia entre 1997 y el 2003, y se enfrenta a 11 cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad por llevar a su país a dos guerras civiles (1989-1996 y 1999-2003) y a otra a Sierra Leona (1991-2001), a cuyos rebeldes financió y apoyó a cambio de diamantes y maderas preciosas.

Entre otros cargos se le imputan el asesinato y la mutilación de civiles, el uso de mujeres y niñas como esclavas sexuales y el reclutamiento forzoso de niños y adultos para servir como combatientes. "No soy culpable de ninguno de estos cargos", proclamó Taylor. Arrogante y seguro de sí mismo, el procesado repitió sus conocidos argumentos: que es un "demócrata" y que siempre ha trabajado por "la justicia y el juego limpio". Taylor mantuvo que sus objetivos fueron "la liberación de Africa, para que los africanos puedan resolver sus propios problemas". Según Taylor, en Liberia "reinaba el terror" con el Gobierno de sus predecesores, y él llevó el "orden" y "la democracia" al país.

Para rebatir las declaraciones del acusado los fiscales llamarán a 91 testigos, muchos de los cuales aportarán sus testimonios y también pruebas materiales.