Omar Hadrami, antiguo alto cargo del Frente Polisario que en 1989 se pasó a Marruecos y que actualmente es el uali (gobernador) de la provincia marroquí de Setat, es acusado en las páginas del semanario Le Journal por tres antiguos reos marroquís en los campamentos de Tinduf de haber sido su torturador.

Hadrami, quien fue director de la seguridad militar en Tinduf en los años 80, es uno de los cinco exmiembros del Polisario rehabilitados por Marruecos que aparecen en la lista de supuestos torturadores elaborada por la Asociación de Hijos de Mártires y Prisioneros del Sáhara, según confirma su secretario general, Brahim Hayam. La entidad prepara una demanda, basada en el testimonio de más de 250 prisioneros, que presentará próximamente ante la Corte Penal Internacional de Roma para que sean perseguidos judicialmente "todos los torturadores del Polisario y de Argelia".

Aunque en el mismo semanario Hadrami niega todas las acusaciones y asegura no conocerle, Nuredín Ratmi, prisionero liberado por el Polisario en el 2003, afirma a Le Journal que ver a su torturador convertido en gobernador supone "el colmo de la impunidad y la humillación".

Marruecos suele premiar políticamente a los altos cargos que abandonan el Polisario. Esta misma semana, el exministro saharaui de Justicia y de Asuntos Religiosos Cheij Abdelaziz Rabani ha sido nombrado uali adscrito al Ministerio de Interior.

37 PRESOS AYUNAN La situación de los 37 presos saharauis en huelga de hambre desde el 9 de agosto "se deteriora de manera alarmante", según fuentes de las organizaciones de derechos humanos de El Aaiún. Dichas fuentes denuncian que los presos están privados de atención médica, visitas de familiares y cualquier otro derecho, y que un buen número de ellos han sido torturados. Entidades como Amnistía Internacional y la Organización Mundial contra la Tortura han expresado su preocupación, e incluso las principales asociaciones marroquís de derechos humanos han pedido sin éxito que el Ministerio de Justicia abra un diálogo con los presos. La reacción del Gobierno ha sido un comunicado que califica la huelga de "ficticia".

En las últimas semanas se suceden, en cambio, signos que indican una reactivación de los esfuerzos diplomáticos para resolver el conflicto. Marruecos y Argelia han intercambiado nuevos embajadores, y al representante argelino en Rabat, el general Larbi Beljeir, hasta ahora jefe del Gabinete del presidente Buteflika, se le considera uno de los hombres fuertes del régimen.

EEUU, muy interesado en la estabilidad de la región, ha tenido una significativa intervención en la puesta en libertad de los prisioneros de Tinduf, recibidos en su día al pie de la escalerilla del avión por el enviado especial de Bush, Richard Lugar. Y el nuevo enviado de la ONU, Peter van Walsum, prepara su primera gira de contactos, probablemente para octubre.