Renovarse o morir. La mayor formación de la extrema izquierda francesa se aplica esta máxima para acabar con el testimonialismo y aprovechar las divisiones en el Partido Socialista (PS) con el objetivo de ocupar un amplio espacio a su izquierda. La trotskista Liga Comunista Revolucionaria (LCR), nacida de la revuelta de Mayo del 68, se disolvió el jueves para que de sus cenizas nazca el Nuevo Partido Anticapitalista (NAP), que ayer inició su congreso fundacional bajo el liderazgo del joven y mediático Olivier Besancenot.

Los dirigentes de la LCR reflexionaban sobre su creación desde 1992, como la respuesta de la extrema izquierda a la caída del Muro de Berlín, según François Coustal, militante y autor de La increíble historia del Nuevo Partido Anticapitalista. El NPA pretende romper con la imagen extremista de la LCR. El nuevo partido, que asegura contar con 9.000 militantes frente a los 3.500 de la LCR, no estará afiliado a la Cuarta Internacional, fundada por León Trotski.