Lo llamaron 'Cachorro' por pertenecer a una estirpe de generales, pero también 'Chacal' y también 'Hiena', apodos que se ajustaron más a una biografía que concluyó este martes. El ex general Luciano Benjamín Menéndez, uno de los represores más duros entre los duros de la última dictadura militar argentina (1976-83), falleció a los 90 años en un hospital público. Cumplía arresto domiciliario por las 12 condenas a prisión perpetua que recibió por desapariciones, asesinatos, secuestros, torturas, violaciones y robo de bebés.

Menéndez fue la máxima autoridad en Córdoba, la segunda provincia en importancia de este país, durante los años más sangrientos del régimen castrense. En Córdoba funcionó el campo de concentración La Perla, por donde pasaron 2500 personas. Buena parte de ellas perdieron la vida. El III Cuerpo de Ejército, que estaba bajo su mando, extendía sus garras a otras provincias: Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán.

Testigo de las ejecuciones

'El Chacal' solía visitar La Perla y presenciaba las ejecuciones sumarias al borde de las fosas. De acuerdo con testimonios de algunos supervivientes, también se dejaba ver durante los interrogatorios y las sesiones de torturas. Menéndez, al igual que el ex almirante Emilio Massera, obligaba a sus subordinados a suscribir un "pacto de sangre". Los hacía participar de los secuestros, tormentos y fusilamientos. Los militares debían "hermanarse" para obturar posibles investigaciones judiciales.

Menéndez es el apellido de una paradoja siniestra: sus acciones eran tan impiadosas que a los ojos de algunos opositores argentinos, el dictador Jorge Videla era señalado como el representante del “ala moderada” del régimen. Esas comparaciones carecieron de fundamento a la luz de la experiencia histórica, pero muestran hasta qué punto Menéndez era asociado con las prácticas más crueles de llamado Proceso de Reorganización Nacional.

Fue uno de los promotores de la guerra con Chile en 1978 por un diferendo limítrofe en el mar austral. El conflicto fue evitado a fin de ese año gracias a la mediación de Juan Pablo II. Los militares perdieron otra guerra, la de Malvinas, ante Gran Bretaña, lo que aceleró el retorno de Argentina a la senda institucional. Cuando comenzó la transición democrática, Menéndez todavía tenía mucho peso dentro del Ejército y logró desactivar varias causas en su contra. Luego lo beneficiaron las leyes de impunidad y el indulto de Caros Menem. Cuando esos beneficios fueron declarados inconstitucionales se sentó en el banquillo de los acusados. En 2008 recibió su primera condena a prisión perpetua. Nunca dejó de repetir que había librado una guerra santa