Cuarenta y tres personas murieron ayer al estrellarse un avión iraní de la aerolínea Kish cuando se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Sharjá, uno de los Emiratos Arabes Unidos. Tres personas lograron sobrevivir, aunque dos de ellas estaban anoche muy graves.

El accidente se produjo a las 11.40, hora local, (13.40 en España). La agencia emiratí de noticias explicó que el avión, que había salido de la isla iraní de Kish hacia el aeropuerto de Sharjá, se estrelló por causas desconocidas, a tres kilómetros de la pista de aterrizaje, y a 200 metros de una zona residencial.

El director general de esta organización, Ghanim Al Hajiri, dijo que la torre de control del aeropuerto no recibió ninguna llamada de socorro del avión antes de estrellarse ni el capitán comunicó problema mecánico alguno en el aparato. Los investigadores encontraron la caja negra del avión a las pocas horas.

La agencia emiratí confirmó, además, que tres personas permanecen ingresadas en el Hospital de Al Qasimi, en Sharjá, dos de ellas graves y una fuera de peligro. Estos pasajeros estaban sentados en la cola del avión, la parte menos afectada.

Fuentes de las aerolíneas Kish informaron de que el avión era un Fokker-50 de fabricación alemana, con una capacidad para 50 pasajeros y la tripulación.

Las autoridades de Teherán se han quejado en diversas ocasiones del precario mantenimiento de los aparatos por las sanciones impuestas por EEUU contra la industria aeronáutica. El Gobierno asegura que estas sanciones impiden reparar los aviones por carecer de las piezas necesarias y reemplazar los viejos.