Después de 47 años, Cuba ha entrado en la era posfidelista. Aunque el comandante en jefe delegó "temporalmente" el poder en Raúl Castro, la falta de carisma de su hermano pequeño le obligará a construir una dirección política colectiva, que debe tener en cuenta las diferentes corrientes de opinión dentro del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y las Fuerzas Armadas. "Fidel, recupérate", exhortó ayer Granma , órgano informativo del PCC.

Mientras en La Habana y otras ciudades tienen lugar "actos patrióticos" de "reafirmación revolucionaria", en círculos diplomáticos se conjetura sobre si Fidel Castro volverá a ejercer sus funciones o si su delicada salud ha acelerado la transición. Por lo pronto, todos coinciden en que Cuba, que construyó una institucionalidad alrededor de una sola persona, ya no será igual.

La capacidad de liderazgo de Raúl, el histórico "número dos", será puesta a prueba en estas horas en las que aún no se ha dejado ver. Por ahora, el ministro de Defensa ha sido fiel a sí mismo, manteniendo un bajo perfil pero haciendo valer su peso. Raúl controla las Fuerzas Armadas, que, junto con el PCC, están llamadas a desempeñar un nuevo papel.

TRES TENDENCIAS El oficialismo no es sin embargo un partido monolítico, y existen al menos tres tendencias: los "fidelistas acérrimos", encabezados por el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, que se niegan a profundizar la tímida apertura económica. Alrededor de Raúl están los que miran con simpatía el camino elegido por los chinos: aceptación del mercado sin descuidar el control político. El vicepresidente, Carlos Lage, es otro de los referentes de este grupo. Según los analistas existe una tercera línea, más proclive a abrir el juego político con la ayuda del Mercosur y la UE para equilibrar la ofensiva de EEUU.

La isla, entretanto, se ha convertido durante las últimas horas en una fábrica de especulaciones. Muchos cubanos que se han acostumbrado a leer "entrelíneas" la prensa oficial intentan descifrar ahora un "mensaje oculto" en los partes médicos.

ESPERANZAS DE CAMBIO En este contexto, Manuel Cuesta Morúa, del grupo disidente moderado Arco Progresista, consideró que la isla está ante "un acontecimiento sin precedentes", y estimó que tanto la estabilidad como el orden social "solo pueden garantizarse a partir de las transformaciones" que en todos los niveles "demanda nuestra sociedad". Laura Pollán Toledo, del grupo denominado Damas de Blanco, señaló que Raúl Castro ha dado muestras de "querer cambios en la economía" y espera "gestos de buena voluntad" en el terreno de los derechos humanos. "Tendría que aprovechar esta oportunidad y soltar al menos a una buena parte de los presos políticos", señaló.