Faluya está en pie de guerra. Esta localidad de tamaño medio a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, en el denominado triángulo suní , es un feudo de la resistencia. Aquí, los ataques contra las tropas estadounidenses se producen casi a diario.

Un tramo de la calle principal continuaba ayer cortado, lo que provocaba el caos circulatorio. Ahí se encuentra el edificio del ayuntamiento, actualmente en estado de semirruina. El viernes, una bomba estalló en el despacho del alcalde, Taha Bidewi, y lo dejó hecho trizas. El alcalde resultó ileso y fue conducido a otro lugar por miembros de la policía.

Tras la explosión, apareció como surgida de la nada una multitud que empezó a atacar el edificio. Alguien lanzó cócteles molotov y provocó un incendio. Dos policías resultaron heridos. En medio de los disturbios, otro agente disparó y mató a un manifestante.

AYUNTAMIENTO DESTRUIDO

La sede municipal, parcialmente destruida, estaba ayer tomada por las tropas norteamericanas, que acudieron rápidamente al lugar del incidente. "Menos mal que era viernes (día festivo) y no había mucha gente en la municipalidad. El alcalde estaba aquí, pero muchos trabajadores se encontraban ausentes", dijo el capitán Ryan Huston, del Primer Batallón del Regimiento 505 de Paracaidistas. El coche del alcalde seguía ayer calcinado en el patio de la entrada. "Nuestra intención es reconstruir el edificio rápidamente, para que puedan volver", añadió.

Unos centenares de metros más arriba, junto al mercado, una pintada desea "larga vida a Sadam" y, según todas las constataciones, refleja perfectamente el sentir de la población. Es difícil encontrar a nadie en Faluya que hable mal del derrocado líder. "Todo lo que se ha dicho de Sadam son mentiras. Es un gran líder, y ninguno de los otros dirigentes árabes le llega a la suela del zapato", nos dice un hombre. Se ha formado un corrillo. Asienten y gritan pestes contra la ocupación.

APOYO A LA RESISTENCIA

"Aquí, participemos o no en ella, todos apoyamos a la resistencia. Es legítimo. Hay que luchar contra los invasores", dice un joven.

De pronto aparece el imán Zedan Nasil. Es primo del jeque Jamal Shaker, imán de la mezquita Al Jamal al Kabir, detenido por las fuerzas norteamericanas el pasado 13 de octubre, junto a Barakat Saadun, un líder tribal. EEUU les acusa de instigar los ataques contra sus tropas. Estos arrestos han indignado aún más a la población.

"Entraron en casa de mi primo a las dos de la madrugada y le acusaron de esconder armas, pero no encontraron nada. Entonces se lo llevaron", dice el imán Nasil. Y añade: "Los norteamericanos son unos cobardes, porque no luchan cara a cara. Dependen de espías y de traidores. Sabemos que hay gente que coopera con los estadounidenses, pero también iremos a por ellos".

La puerta lateral de hierro de la mezquita Al Jamal al Kabir, a orillas del Eufrates, está abollada y muestra las huellas de la entrada a la fuerza de los soldados. Enfrente, hay un taller de planchas metálicas. Anas Mohammed para y dice: "Respetamos a los líderes religiosos. Y si no lo liberan pronto, tendremos un grave problema".