La familia Bhutto ni tan solo quiere autopsia. Su desconfianza en el Gobierno de Pervez Musharraf es tal que el marido de la líder, Asif Alí Zardari, rechazó la oferta de exhumar el cadáver de su mujer para llevar a cabo una autopsia que aclare las circunstancias de su muerte. A renglón seguido, en el contexto de las oraciones fúnebres del tercer día de luto, añadió que solicitará a la ONU una investigación internacional para garantizar la imparcialidad.

Pakistán, todavía medio paralizada pero con los disturbios más controlados, sobrevivió este domingo al tercer día de luto y ritos funerarios por Benazir Bhutto. Miles de seguidores de la líder asesinada el jueves tras un mitin de campaña se congregaron en las inmediaciones de la casa familiar en la localidad de Nauredo, en la provincia de Sind, que se ha convertido en el centro de acogida de amigos y dirigentes del partido.

El viudo de Bhutto, cuya plegaria fue emitida en directo por la televisión paquistaní, se preguntó "cuántas Bhuttos tienen que morir para satisfacer a sus asesinos". Mientras hablaba, era posible escuchar el llanto de los hombres del Partido Popular de Pakistán (PPP) que le rodeaban en la ceremonia.

TRISTEZA Y RABIA El ambiente destilaba tanta tristeza como rabia por las irregularidades que, según el PPP, se están produciendo en la investigación del atentado. La versión del Ministerio del Interior apunta a que Benazir Bhutto murió desnucada contra una palanca del techo solar del coche en el que viajaba como consecuencia de la onda expansiva del suicida que mató a otras 20 personas. Sin embargo, la explicación oficial descarta ahora que los disparos de bala, motivo de la muerte que se apuntaba inicialmente, llegaran a impactar en la exprimera ministra. Tras el anuncio del presidente Pervez Musharraf de reprimir con firmeza los disturbios, las calles de las principales ciudades se tranquilizaron un poco tras la fatal jornada del pasado sábado, con 38 muertos y cientos de tiendas, gasolineras, vías y estaciones ferroviarias, vehículos y bancos quemados.

Pero las protestas y congregaciones masivas del PPP sí se sucedieron, aunque con menor intensidad, en algunos puntos del país. Las principales, en la provincia de Sind, tanto en Nauredo y la vecina ciudad de Larkana, como en la sureña Karachi.

Un total de 16.000 paramilitares están desplegados en toda la provincia de Sind, el grueso, 10.000, en Karachi, donde ayer se mantenían los problemas más graves. En Karachi, ciudad natal de Benazir Bhutto, aún quedan "algunas bolsas" de violencia, admitió el domingo el responsable provincial de Interior, Akhtar Zamin, quien aseguró que ya se habían restablecido los suministros de alimentos y combustible y rescatado a miles de pasajeros bloqueados en trenes por la quema de las vías férreas.

CONTRA "MALHECHORES" Zamin pidió distinguir entre aquellos ciudadanos que estaban de luto y los "malhechores" que han sembrado el caos en la provincia, feudo de los Bhutto y principal cantera de votos del PPP, e insistió en que se reprimirán con contundencia todos los actos delictivos.