El disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre desde hace más de cuatro meses, aseguró ayer que no abandonará su lucha hasta que Raúl Castro no libere a "10 o 12 presos políticos de los más enfermos", aunque indicó que podría empezar a ingerir líquidos cuando los cinco presos que viajarán a España la próxima semana salgan de Cuba.

Fariñas, que acogió el anuncio del Gobierno cubano con una actitud entre incrédula y escéptica, dejó de alimentarse justo después de que el disidente Orlando Zapata perdiera la vida, el pasado mes de febrero, como consecuencia de una huelga de hambre llevada hasta las últimas consecuencias. Licet Zamora, portavoz de Fariñas, explicó ayer que el opositor se encuentra profundamente decepcionado con la Iglesia católica cubana porque --asegura-- ni tan solo contacta con él para informarle de los avances.

"No le llamaron cuando excarcelaron a Ariel Sigler Amaya, ni le ha llamado ahora", explicó la portavoz a Europa Press. En cambio, Alicia Fernández, la madre del disidente, se declaró "entusiasmada". "Me siento como si hubiera vuelto a nacer", dijo a Reuters.