Con una escenografía cuidada --un anuncio en la televisión palestina con el primer ministro, el islamista Ismail Haniya, sentado junto a él--, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (alias Abú Mazen ), anunció ayer que Al Fatá y Hamás han alcanzado un acuerdo para formar un Gobierno de coalición. Abú Mazen anunció que disolverá el Gobierno monocolor de Hamás en el plazo de 48 horas y encargó a Haniya la formación de un nuevo Ejecutivo, de cuya composición y ejes políticos ni Abú Mazen ni Haniya dieron detalles.

BLOQUEO A LA ANP Con la formación de este Gobierno de unidad nacional, Abú Mazen confía en que Occidente levante el bloqueo económico al que tiene sometido a la ANP desde que Hamás ganó las elecciones legislativas el pasado mes de enero, y que ha llevado a los territorios ocupados a una grave crisis humanitaria. Un portavoz de Hamás dijo que el acuerdo se basa en el Documento de los prisioneros y la iniciativa de la Liga Arabe del 2002. En ambos casos, para Hamás supone un reconocimiento ambiguo e indirecto de Israel, ya que el primer texto defiende la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967, y el segundo propone el reconocimiento del Estado hebreo si este se retira a esas fronteras.

Sin embargo, el portavoz de Hamás Sami Abú Zuhri afirmó que el movimiento islamista continuará con su agenda política y que no "reconocerá la legitimidad de la ocupación".

De ahí la cautela con la que reaccionó Estados Unidos, que pidió conocer más detalles del acuerdo, así como el escepticismo de Israel, que recordó que el Gobierno palestino debe cumplir con las tres condiciones impuestas por la comunidad internacional: el reconocimiento de Israel, la renuncia a la violencia y la adhesión a los acuerdos internacionales firmados por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

De las respuestas del nuevo Gobierno a estas condiciones dependerá que se levante el bloqueo a la ANP.