Una semana después, Fidel Castro contestó indignado a la "campaña de difamación". El retirado dirigente y la televisión estatal salieron al paso de las críticas internacionales y de la oposición por las supuestas torturas y la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata, que murió hace ocho días tras una huelga de hambre de casi tres meses. El expresidente y aún primer secretario del gobernante Partido Comunista aseguró: "En nuestro país jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó el asesinato de un adversario, jamás se mintió al pueblo".

Fue una respuesta tardía, pero bien orquestada y lanzada en el momento en que decaía el clamor internacional e iban cesando las huelgas de hambre de otros cuatro presos políticos. Fidel Castro se despachó con un nuevo artículo de sus Reflexiones , emitido y publicado en todos los medios oficiales, los únicos. La televisión reforzó la voz del líder con un cuidadoso reportaje.

A Castro le quedó espacio para defender al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ante quienes le acusaron de ignorar la muerte de Zapata, que se convirtió en noticia cuando él visitaba La Habana. "Algunos envidiosos de su prestigio y de su gloria, y peor aún, los que están al servicio del imperio EEUU, lo criticaron por visitar Cuba. Utilizaron para ello las viles calumnias que usan contra Cuba", escribió.

El diario Granma resaltó que el disidente era un delincuente común que "adoptó un perfil político cuando ya su biografía penal era extensa". La noche del lunes (madrugada de ayer en España), la televisión mostró que el preso fue atendido "con todo el rigor médico" y que solo la campaña difamatoria de "la contrarrevolución" pudo ocultar esas atenciones. La madre de Zapata, Reina Tamayo, que acusó al régimen de haberlo matado, reconocía la esmerada atención médica que recibía su hijo. Los médicos contaban que el preso fue "tratado con productos de última generación".